La Vega Baja. Nuestra Historia Gastronómica
Algunas históricas influencias y curiosidades de la cocina alicantina que (quizás) no conocías
Los asentamientos humanos más antiguos que se han datado en las tierras de la Vega Baja se remontan a épocas del Neolítico, en concreto desde el Calcolítico. Nada menos que tres mil años antes de Cristo ya caminaban hombres y mujeres a contraluz de nuestros paisajes, incluso se habla de épocas más remotas que nos llevan hasta más de veinte mil años antes del nacimiento del Mesías.
A orillas del Río Segura, entre las localidades de Guardamar del Segura y Rojales, en Orihuela, o en otros muchos lugares repartidos por la geografía de la Comarca es donde se han encontrado pruebas de asentamientos, verdaderos tesoros arqueológicos que nos hablan, sin duda, de las virtudes que encontraron los pobladores de estas tierras para vivir en ellas.
El arroz que trajeron los Romanos y alguna cosilla más...
El Imperio Romano dejó su impronta en nuestras tierra de muchas maneras, y en lo que respecta a la cocina, no podían ser menos. Nos trajeron el arroz cuando Alicante formaba parte de la provincia Tarraconense. Pero el arroz no pasaría a ser un elemento (tan fundamental en la dieta como lo es hoy) hasta que llegaran las aportaciones de los musulmanes durante los milenios que vivieron en la Península Ibérica. Sus invenciones con nuevos y mejorados sistemas de riego consiguieron que las cosechas fueran más prolijas y se utilizara el cereal como base de la dieta alimenticia y como base y fundamento de uno de los ingredientes del plato más popular de la región: la paella.
Precisamente, fue en esa época islámica cuando la comarca logró disfrutar de cierta autonomía debido al pacto firmado entre el noble visigodo Teodomiro y Abd-al-Aziz, Musa ibn Nusair, el segundo valí de Al-Ándalus, que gobernara el territorio entre los años 714 al 716, donde la comarca permaneció formando un pequeño estado cristiano que se llamó Tudmir, a cambio de un tributo de vasallaje hasta llegados a los primeros años del lejano siglo IX.
El Turrón, la dulce influencia árabe
Junto a Valencia y Lérida, la provincia de Alicante es uno de los lugares más importantes en cuanto a producción de turronera en España.
En un documento del municipio alicantino datado en el año 1582 se recoge una curiosa tradición de la época. Al llegar las fiestas de Navidad, los salarios se pagaban, una parte en ‘dineros’ y otra parte en un presente: una arroba de turrones.
De algún modo, se ha asimilado esta época del año, las festividades de Navidad, como momento en el que consumimos turrón y otros postres y dulces; sin duda, una tradición que se remonta a estos tiempos remotos del siglo XVI, o quizá mucho antes. Es esos tiempos y en siglos siguientes, hay datos que indican que el turrón se fabricaba en Jijona y en la propia ciudad de Alicante.
Los orígenes del Vino alicantino
La denominación de origen Alicante fue concedida a la zona vitivinícola del mismo nombre en el año 1932. Ya desde entonces, se distinguían dos áreas de producción de vino: La Marina y Vinalopó, pero los orígenes, como no podía ser de otra manera, se pierden en el tiempo.
Al parecer, fueron los íberos los primeros cultivadores de la vid, en un principio para uso familiar, introducida con anterioridad por los fenicios en el primer milenio antes de Cristo; hasta llegar a los romanos, que fueron los grandes cultivadores.
Sin embargo, no hay demasiados datos documentados de la historia de los vinos alicantinos hasta el siglo XV.
Algunas curiosidades sobre el vino de Alicante
>> ¿Sabías que Fernando el Católico dictó, en el año 1510, la prohibición de que se distribuyera vino en tierras alicantinas que no fuera de producción autóctona?
La idea era proteger los vinos alicantinos, algo que prosiguió en tiempos de Felipe II.
>> En 1492, Jerónimo Múnzer, humanista e incansable viajero, llegó a España recorriéndola, y escribiendo el libro Itinerarium sive peregrinatio per Hispaniam, Franciam et Alemaniam. En él describe cómo se elaboraba vino en las regiones orientales de la comarca y cómo esos vinos estaban considerados de extraordinaria calidad, tanto es así que Múnzer nos cuenta cómo eran exportados a Inglaterra, Escocia y a múltiples localidades de Centro Europa: “El día que llegamos a Alicante –dice Múnzer-, pudimos ver en el puerto veintiséis barcos provenientes de Flandes, Vizcaya y otros lugares cargando vino para llevarlo a tan lejanas tierras”.
>> En el yacimiento arqueológico de Benimaquia, en Denia se encuentra uno de los lagares más antiguos de Europa. Su ubicación, junto al mar, nos indica que se elaboraba el vino con la intención de exportarlo, por su afamada calidad.